CIBERPOLÍTICA JUVENIL.

Entre modos de ser y hacer

YOUTH PARTICIPATION IN CYBERPOLITICS.

Ways of being ando doing


Flor de Liz Pérez Morales*


RESUMEN

¿Cuáles son las motivaciones, generadoras de acción, que provocan en el joven universitario sus prácticas de ciberpolítica? Es arriesgado adentrarse en estos terrenos que pisan la condición estética de la sociedad, sin embargo, la incursión en este mundo creado en la red es también una forma de acercarse al mundo juvenil, y con ello a las figuraciones o transfiguraciones que atraviesa la política como un acto que se lía con las instituciones y sus convenciones. Este germen juvenil que guarda antesala en lo social y político se configura y hace su propio acto; arriba esencialmente como una poética social, expresiones que arrastran consigo sombras del pasado o las evocaciones de un mundo político deseado.

Se advierte en el discurso ciberpolítico de los jóvenes que parecen concebir lo político como el ideal del bien común y la política como la práctica del estado y el sistema social. Los valores se tornan contrarios, en el rango de la confianza y desconfianza de la política. Persiste una noción política que no deja de lado el nacionalismo como esquema motor de lo social, al que se le carga de emotividad, respaldada en el coraje, el amor y la esperanza, triangulación que moviliza el cambio ciudadano.

El artículo es producto de la investigación Imaginarios Juveniles y Prácticas de Ciberpolítica en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) en el que se indagó por la participación en redes que tuvieron los jóvenes universitarios en el marco de las elecciones para gobernador de Tabasco (México) ocurridas en julio de 2012.

Palabras clave: Ciberpolítica, estética, sentires, subjetividad, jóvenes, redes sociales, movimientos sociales, Tabasco
Recibido: Noviembre 18 de 2015
Aceptado: Diciembre 20 de 2015


SUMMARY

Which are the motivations, generating actions, causing young university students cyberpolitics practices? This is a key question of the subject matter, wich causes particular understandings. It’s risky venture in to these fields that put a step on the aesthetics condition of society, however, the getting into this world created online is also a way of approaching to the youthful world, and with it and thereby figurations or transfigurations spanning through politics as an act that is bundled with institutions and their convections. This youthful germ that keeps precursor in the social and political is configured and makes its own act; essentially up as social poetic expressions that carry with them shadows of the past or the evocations of a desired political world. It is on this theme that runs thoughtful debate poured here in essay tone.

It is advert that in the cyber-politic discourse of the youth that seems to concieve politics as the ideal of common benefit and policy as the state practice and social system. Values become opposites, in the range of trust and mistrustfulness of politics. It persists a political notion that does not leave nationalism aside as an scheme of the social, wich is loaded of emotion, backed up with courage, love and hope, triangulation that mobilizes citizen change.

The article is a product of the research “Youth Imaginaries and Cyberpolitics Practices” at the Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) and wich investigate the participation in social network the university students in the elections for Tabasco’s governator context that occur in july 2012.

Keywords: Cyberpolitics, aesthetics, feelings, subjectivity, youth, social networks, social movements, Tabasco
Received: November 18, 2015
Accepted: December 20, 2015


*Doctora en Estudios Transdisciplinarios de la Cultura y la Comunicación del Instituto de Investigación en Comunicación y Cultura- Iconos. Docente e investigadora de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT). División Académica de Educación y Artes.
Email: flordelizp@hotmail.com


Introducción

Probablemente muchas de las reflexiones que se brindan hoy en día respecto al ejercicio de la política juvenil en redes sociales, apunten novedosamente la preocupación hacia las transformaciones sociales que se dan alrededor de los protocolos comunicativos, ello implica también la posibilidad de significar otros planos de la comunicación, particularmente la posibilidad de estudiar la puesta de los sentidos que se vehiculan en los mensajes de los actores políticos, pues es desde ahí donde subyacen las explicaciones para abundar reflexivamente en mucho de estos cambios.

La complejidad que marca la cultura digital abre otros umbrales, una frontera borrosa que lía la práctica social de los jóvenes con los rasgos que les otorgan a las expresiones articuladas como mensajes en las redes sociales.

La gente retoma la calle a partir de establecer contactos virtuales que surgen como disparadores de los encuentros y consensos. Las comunidades virtuales se materializan en la marcha o en el mitin que sucede como una consecuencia inevitable, casi imperativa, de una necesidad de expresión social. (Corona y Pérez, 2013, p. 127).

Estas expresiones en la red son signos que dejan su corporalidad para allanarse en el performance de una <>, es decir, es la forma en que los sentidos se vuelcan en actos cuya visibilidad se hace explícita en los mensajes en red. Al respecto de estos primeros acercamientos al estudio de las expresiones juveniles emerge una pregunta clave del tema:

¿Cuáles son las motivaciones, generadoras de acción, que provocan en el joven universitario ejecutar prácticas de ciberpolítica?

Las deliberaciones presentadas en este texto emanan de la investigación Imaginarios juveniles y prácticas de ciberpolítica [1], proyecto que se desarrolló a partir de la participación en redes que tuvieron los jóvenes universitarios en el marco de las elecciones para gobernador de Tabasco (México) ocurridas en julio de 2012. Menciona Claudia Piedrahita que es necesario hacer un tránsito teórico que visibilice y vitalice el pensamiento de la diferencia y la comprensión de las actuales sociedades de control, ello significa abordar el estatus de lo emergente que se moviliza en los límites de lo significado y representado (2013).

Explorar las representaciones pone en juego el estudio de los imaginarios, de lo lúdico, de la morfografía social, lo que explora en la mímesis de un mundo representado, es decir, la realidad virtualizada en interacción de contenidos. Las redes sociales dan cabida a los jóvenes para que vivan la experiencia política como un proceso de inmersión que posibilita la simbolización de esas realidades. José Alberto Sánchez lo explica de esta manera:

En la figura de la interactividad, la presencia y la comunicación aparecen sometidas a la fidelidad de la tautología, interactuamos para reforzar nuestros intercambios de todo tipo: cotidianos, económicos, políticos, comunicativos. La interactividad permite el intercambio dinámico y requiere una estructura técnica de mayor simplificación (apropiación); por el lado de la inmersión, el intercambio comunicativo pasa por la creación del mundo (una espacialidad diseñada). Este mundo conlleva una representación gráfica de espacios a través de los cuales se pone en marcha la interactividad. (Sánchez, 2013, p.16).

La interacción política de los jóvenes en la red alcanza necesariamente dimensiones comunicativas que pueden ser comprendidas en la significación de sus prácticas. “Ahora, más bien, el accionar político se observa a partir de su performatividad estética y expresiva que configura reglas propias para el ejercicio del poder.” (Medina, 2009, p. 255). La mirada reflexiva de este artículo es entonces hacia estas ideologías sentidas, expresividades que se resisten y oponen al poder en tanto discursos dominantes, lo que encamina las prácticas políticas también al campo de la estética.

La noción de estética conviene reflexionarla en este marco, aunque vale la pena fundamentar esa mirada en las ideas de Mario Perniola cuando distingue estos tiempos actuales en el dominio de la estética:

Todo indica que, en el plano del sentir, nuestra época ha ejercido su poder. Cabría definirla, por tanto, como una era estética; pero no porque tenga una relación privilegiada y directa con las artes, sino, más específicamente, porque sus campos estratégicos no son el cognoscitivo ni el práctico, sino el del sentir, el de la aisthésis. (2008, p.27)

Corresponde puntualizar el papel de las emociones como un rasgo esencial de las sociedades contemporáneas, subjetividades que no han sido estudiadas o ahondadas en ellas como un repertorio interiorizado o disposiciones subjetivas. La arista planteada da cabida al análisis de uno de los atributos más reveladores que caracterizan a las juventudes actuales: el domino de las emociones, sentires que transitan en las prácticas sociales expuestas en la red.


1. Metodología

La investigación fue de corte cualitativo con un estudio de caso situacional; se entiende este como el análisis de un acontecimiento que dota de experiencia y genera una perspectiva en todos los que han participado del mismo (Rodríguez G, Gil, J y García E; 1996). Sin embargo, no se trata sólo de delinear un referente, sino de construir los mecanismos que hurguen en las aristas planeadas.

Para la recolección de información se utilizó la entrevista, los discursos puestos en la red por los jóvenes y la bitácora en la recuperación de la memoria en el estudio del sujeto, de sus interacciones y sus prácticas comunicativas en el orden de la acción política. El camino propuesto encontró un aliado en las ideas y formulaciones de los estudios de hermenéutica de las imágenes que realiza Diego Lizarazo, aportes que allanan el camino frente a las dificultades empíricas.

Las fases que condujeron al proceso fueron: selección de informantes calificados [2], selección del material producido por los jóvenes en Facebook y diseño de instrumentos metodológicos.

2. Esbozos de la poética juvenil: performatividad de lo político

Adentrarse en las entrañas de las imágenes no escapa al descubrimiento de algo, de una huella, de un fantasma que devela los deseos, las pulsiones, la subjetividad de quien las produjo. En las imágenes descansa o late ese algo que les da origen. Germinan, pululan, se tornan necesariamente expresivas y toman vida en el acto de expresarse, de ahí que su vitalidad llegue a su grandeza en la representación que tienen de sí misma. (Imagen N1). Es verdad que quizás las imágenes quieran verse a solas, pero de ninguna manera pueden rehuir de su origen, siempre hay huellas que delatan o revelan algunas cosas.

Imagen N1

Lizarazo lo explica así: “Si las dimensiones pueden comprenderse como modalidades de relación fruidor-obra, no debemos asumir su organización como una estructura lineal, sino como un campo de relaciones simultáneas que serán restituidas en cualquier orden de la experiencia semiótica y estética que constituye su fruición.” (Lizarazo, 2004, P.86). Si se mira la producción de los textos juveniles, generados durante este proceso, como extensión articulada de los actores juveniles, lo que se mira también es una condición sensible a sus experiencias.

Compartía mensajes, replicaba mensajes, diseñé algunas cuestiones, diseñé algunos carteles y lo más importante era que yo en cada mensaje o en cada imagen casi siempre me gustaba escribir como una reflexión, bueno mi opinión, una crítica o algo así para que supieran que no era el simple hecho de compartir, etiquetar sino que igual yo lo hacía consciente, que nadie me estaba obligando. (Informante 3, 2015).

Este germen juvenil que guarda antesala en lo social y político se configura y hace su propio acto; arriba esencialmente como una poética social, expresiones que arrastran consigo sombras del pasado o las evocaciones de un mundo político deseado. (Imagen 2). En el accionar de estas figuras políticas se dibujan tácticas que se diseminan sobre un escenario político armado sobre un contexto local y nacional vulnerable que brindó y fue el alimento de los contenidos de los mensajes.

Imagen N2

En una visualización de imagen en blanco y negro, que simboliza ideologías sin partido se presentó el documental Este es nuestro momento (Lacos, 2012). El texto expresa una variedad de voces y figuras juveniles vestidos de blanco que orientan al votante, sobre una guía de pasos, para tomar la decisión de cambiar políticamente a través del voto. El texto visual se construye sobre encuadres de medium shots. El blanco se coloca como una equivalencia de la neutralidad partidista.

El audio en voz de los jóvenes es una estructura correlacionada, es decir, cada uno de ellos van repartiendo las frases: “Esta vez salgamos a votar todos por México. Depositemos en las urnas las esperanzas de un país mejor. Respetando nuestras diferencias, poniendo nuestras esperanzas de un país mejor…”. En el texto se esboza una contienda que coloca en medio al país. Desde ahí la retórica es la civilidad y la esperanza. El voto y el acto de votar es lo confiable en el buen ciudadano: “lo transparente, verdadero y responsable”. Esto se lía a la ética ciudadana versus acción ciudadana, para ello se despliegan todos los elementos de los valores civiles para proceder sobre lo correcto, como lo responsable. “Este 1o. de julio seamos los vigías de que nuestra voluntad se cumpla”.

Se argumenta sobre lo correcto de votar, frente a las amenazas (robo, venta y compra) contra el voto. El manejo del tiempo se torna proverbial:

“Estamos viviendo una excelente forma para comenzar […] Recuerda, no hay segundas oportunidades”.

Tras ellas se escudriña el deseo de transformar un mundo amenazado, que sólo puede ser salvado por el ciudadano. “Seamos vigía”, arenga la frase sobre la que se edifica el resguardo y cuidado del país. Se interpela directamente al otro y se le da la respuesta inducida con una apelación directa que busca alianzas y complicidades:

“Qué tal si tú y yo nos convertimos en nuestra propia seguridad; en todo eso que siempre hemos querido”.

Detrás de estas figuraciones están fractalmente ellos, los jóvenes ciudadanos tabasqueños que protegen ese mundo. “Recuerda que este cambio que queremos no es de un día para otro”.

El recuerdo es una constante retórica apelativa que edifica sobre el referente claro del colectivo ciudadano que es su propia historia y la de todos los mexicanos. Las figuras de ellos, los jóvenes, se asienta en cuerpos erguidos que manejan las manos y la voz para enfatizar las palabras. En la conjunción de ellos se hace un cuerpo social que resiste, que soporta todo, y que evidentemente se coloca al centro de la tensión política.

Que la dimensión estética, que siempre se ha tenido por la más extraña y alejada de la realidad, sea ahora la más concreta, es algo que sorprende a todo aquel que esté habituado a pensar que saber es poder, que actuar es poder; hoy, sin embargo, más que en cualquier otra época, sentir es poder, y es poder desde que se ha convertido en lo ya sentido. (Perniola, 2008).

Dos claves del discurso se intensifican: el cambio, (cambio verdadero) y esperanza (palabra clave del candidato presidencial López Obrador). En el video se busca convencer al ciudadano en dos demostraciones sustanciales. Por un lado, se recurre a la esperanza para cambiar el país como una forma de acción política sustentada en el voto, y por otro lado, se elabora un discurso de exigencia que le pide al votante informarse para tomar la mejor decisión.

La argumentación se sostiene en la idea del cambio que sólo se puede hacer por México. En él subyace la noción política del cambio y la esperanza como sustancias emocionales asociados sólo al ciudadano responsable.

El texto se torna argumentativo sobre la adhesión, en la idea de guiar y establecer los pasos para no equivocarse, para tomar la mejor decisión. “No puedes equivocarte, no hay segundas oportunidades”. Se busca la decisión correcta. No hay motivos para hacer lo incorrecto, es lo que se espera del buen ciudadano joven. En el discurso textual las redes y la página del Instituto Federal Electoral (IFE) se presentan como autoridades en las cuales se puede confiar. Las redes permiten la denuncia pública.

“Comparte en redes sociales los resultados y verifica en la página del IFE que los datos coincidan”.

Las metáforas son alusivas a su propia identidad de generación y a la reelaboración de una historia mexicana diferente:

“Si tú al igual que yo te encuentras frente a tu primera elección. Sal y vota. Seamos parte activa de un nuevo capítulo de la historia de México. Es con nuestro voto la mejor forma de hacer la diferencia...”

En la poética de sus discursos aparece el nacionalismo representado en la figura idealizada del joven que lucha por su territorio, emerge como un elemento motivante, el carácter más estético con lo que hay que combatir al enemigo: la tradición política. “Este es nuestro momento”, es una frase que configura el mundo y el tiempo ideal con el sujeto ideal. No habrá otro momento circunstancial para luchar por Tabasco y México. “Las palabras contienen un poder abstractivo y generalizador en el que radica la función simbólica del lenguaje." (Lizarazo, 2004. p. 58).

El enjuiciamiento social, sobre los valores del ciudadano, es el mecanismo que permea el argumento. Menciona Mandoki que la condición de estesis es la abertura o permeabilidad del sujeto en tanto expuesto a la vida (Mandoki ; 2006) Las matrices sociales se sitúan como bases sólidas del discurso político.

La historia local y nacional juega un papel fundamental, pues a través de ella se vivifican e iconizan símbolos que son dotados de significados de combate, de convencimiento, de armaduras que constituyeron el ataque o defensa de los ideales políticos.

Los símbolos encuentran su referencia en lo histórico, se iconizan en imágenes que nutren la idea del convencimiento. Desde la inferencia a sus valores se argumentaron los actuares para imitar. La justicia es posible en las leyes y Juárez representa ese actuar. “Qué haría Benito Juárez” (Imagen N 3). La lógica es expuesta en las respuestas : su actuar sería el mismo que el de los jóvenes.

Imagen N3

Sobre el mismo esquema apelativo se figura la imagen de Frida Kahlo (Imagen 4), lo que cambia es el valor inferido como es la libertad; el actuar esperado se plantea como iguales entre las figuras de autoridad histórica y la de los jóvenes tabasqueños.

Imagen N4

En los dos carteles-memes se hace sincrónico el juego de las temporalidades comunes, el referente histórico-simbólico se trae al tiempo para cumplir con su papel de orientador e inducir el acto. El referente es la figura, pero la persuasión es significada desde sus valores personales. En ambos casos la pregunta común se plantea como el anhelo común y la respuesta común es alusiva a “todos debemos actuar de la misma manera, ellos lo harían”; es la sinécdoque, la figura que porta la parte por el todo. Los fundadores del mito regresan en forma de sinécdoque para aleccionar al nuevo ciudadano, tienen voz y determinan la acción social.

Las luchas simbolizadas no sólo son en el plano de una historia creada, sino también de una historia vivida y tomada de sus referentes personales. En la carta del Informante 4 la disputa emerge sobre una superficie emocional que aparece tras una condición coercitiva sobre el activista: la libertad de expresión política. El acto de rebeldía y emancipación se da en el deseo inalcanzado, pero que se hace posible en una narración, donde se cambia el rol del actor manifestante en un evento político al de cronista que toma la escritura y la red como formas de sublevarse al rigor institucional.

…el candidato Chucho Alí, como le dicen sus amigos, fue a burlarse de nuestro himno puesto que sólo movía la boca, sin atinarle ni siquiera a una de las letras, me pareció realmente absurdo desde un principio esta visita, para empezar que te tengan que dar papeletas donde además de poner tus datos pongas las preguntas que quieres decir. Oigan pero si no estábamos en señorita UJAT ¿o sí? ¿Dónde te elijen las preguntas, por Dios?¿Dónde queda la libre expresión? ¿Dónde queda el derecho a ser escuchado en público? ¿Le tenían miedo a los jóvenes que podían preguntar cosas que no querían fuesen cuestionadas?
Fragmento de la carta. Informante 4, 2012.

La anécdota pasa a ser directamente una interpelación contra los actores y valores institucionales universitarios-partidistas. Las figuras institucionales se miran como represoras, la universidad se proyecta como la espacialidad que lo permite. La tensión emocional y retórica se señala entre el activista y la universidad-partido político dominante.

En esta narrativa se significan aspectos que valen la pena considerar y que laten en el texto. Un actor juvenil político que acciona un pensamiento crítico, reflexiona ante los propios valores de la institución, coloca sus principios como antesala de su condición estudiantil pero también de una profesión que le brinda los elementos para ejercer el rol del periodismo. Es decir, por un lado el sujeto se apropia de su rol socio-comunicativo y desde ahí cuestiona a la institución en la experiencia política. Delibera en relación a la formación de una identidad profesional que la propia institución limita. También aparecen elementos alusivos a la justicia, libertad y democracia, concebidos como principios universales inherentes a la vida política deseada. Transita la emoción como una armadura que transgrede y deja verse en las palabras escritas. Es la red social el medio que evade la censura y le da la propiedad a la palabra manifiesta de la joven estudiante.

En la carta del Informante 1, se cuenta también una relación de lucha política, sobre otra espacialidad y otros roles, los elementos figurativos transitan sobre la privacidad del discurso. Padre e hija en la relación se confrontan políticamente y motivan las razones del acto narrativo.

Discúlpeme yo sé que usted no está para estas cosas, pero me siento muy mal. Acabo de discutir con mi papá (es priísta) y la verdad estoy muy sentida porque no me cree a pesar de los documentos periodísticos y cosas que le he mostrado... Estoy llorando de coraje, me hace sentir muy mal porque yo sé que él no está bien informado y no acepta mis argumentos…
Fragmento de la carta. Informante 1, 2012.

El nudo del relato se representa en el rompimiento de la tradición familiar frente a la apertura de otros ideales políticos generacionales que posibilitan otra mirada de la realidad. El texto edifica el rol de un padre que ante los ojos de la hija se descubre con una tradición política rígida que no flexibiliza su actuar. Emerge la ruptura fraternal en lo emocional y también una ruptura en lo comunicativo. Las emociones del sujeto transitan en tres expresiones: dolor, frustración y coraje. Esta relación emocional se traslada al receptor, sobre el que se busca la legitimidad del acto correcto, del apoyo y el valor de la palabra. Tal valor sólo lo otorga la autoridad (institucional), el padre o la maestra; ambas imágenes que simboliza la autoridad en la búsqueda del cobijo de los ideales.

Emergen así las narrativas juveniles, ahí donde se reconstruyen épicas políticas que entretejen contrincantes simbolizados en expresiones de combates, de héroes o antihéroes que favorecen u obstaculizan el ideal político, lo deseado. En diferentes alegorías figuran los enemigos o cómplices de los que no aman a Tabasco y a México. Esta es la lucha. Había que combatir al enemigo y transformar la entidad. El saber histórico y afectivo se funda como la toma de conciencia social.

En las dos narrativas epistolares aparece un elemento clave de la comunicación como un valor sustantivo para la expresión: La palabra. En la primera es conducida en la tonalidad de una retórica cronística, que puntualiza en la descripción exhaustiva para llegar al convencimiento. En la otra epístola se coloca en el centro del valor argumentativo, ella es descrita y manifiesta como un elemento vital para el convencimiento. “Nuestra conciencia epistemológica es conciencia lingüística, pero también lo es nuestra conciencia política, estética, comunicativa y sociológica.” (Lizarazo, 2004. p.21).

La edificación de estos textos se teje con imágenes que son pobladas por un contexto tabasqueño y mexicano en crisis, asociadas a la identidad; texturas que toman sentido de una nueva insurgencia; expresiones que colocaron a los jóvenes universitarios tabasqueños en la defensa emocional de un territorio cultural. En los textos la legitimidad y el valor histórico de esos símbolos se avalan como recursos argumentales de autoridad, sobre una historia de grandeza extraída de los libros que fomentaron la identidad nacional o la historia de sufrimiento vivida por ellos mismos en Tabasco. Esta historia se plasma en la bandera y el himno nacional frente al priismo o la corrupción de Andrés Granier Melo [3] como gobernador de Tabasco, o en las manos que acogen la patria (una bandera y una luz de sol atrás).

Estas figuraciones acuden como expresiones que se emulan como épicas que encuentran referencias míticas; buscan el cobijo de momentos históricos como el movimiento 68, la lucha zapatista del EZLN, se asocian y alimentan sus propias escenas para relacionarse con el movimiento Yo Soy 132 y las elecciones de 2012. En estas épicas discursivas aparecen los héroes y antihéroes, sobre ellos se construyen ejes relacionales de sujetos en disputa o combate, que se arman como contrincantes.

En la retórica de estas imágenes se vislumbra una política de dos ángulos para los jóvenes. Por un lado, la acción de la insurgencia que se da a través de la acción participativa, y expresiva, la que demanda el bienestar común. Y por otro lado, la del seguimiento a la norma democrática, que se piensa desde la conciencia de los ciudadanos que deben hacer lo correcto. Ésta es la concepción ética. En ambos casos, se llega a la transformación social.

Otras imagénes que circularon en la red, durante el proceso político, fueron mostradas en un Serial de ocho carteles con figuraciones que identifican elementos precisos: Yo soy universitario y la voz es nuestra. No se brindan otros referentes al usurario; la imagen es una alerta que provoca el desconcierto. (Imagen N5).

Imagen N5

Posteriormente en una segunda fase se le agregó al cartel en la parte inferior, un banner de color amarillo (color de identidad del partido político) sobre el que se monta el texto Arturo, Gobernador (Imagen N6), lo que evidentemente define la táctica de identidad política de la figura.

Imagen N6

Ilumina, analiza, elige, escucha, comparte, protege, revoluciona, piensa y expresa, todos ellos verbos de acción que declaran la performatividad de un colectivo autónomo, que convida al otro, en singular para asumir y apropiarse de esos actos. La imagen icónica juega un papel de ilustración que fortalece los textos. Una lámpara, un candado, un cerebro con tuerca, una bocina, figuran las expresiones metonímicas que se asocian al acto esperado (Imagen N7).

Imagen N7

Todos ellos son símbolos comunes y reconocibles para cualquier comunidad de usuarios, es decir, los carteles podían ser identificados por los lectores políticos en red, sin distinción. El recurso estético se toma en los propios relieves que se vuelcan en los verbos activos. La iconicidad tiene trazos sencillos y modernos, con colores fuertes que buscan la atención de un votante arriesgado como los jóvenes.

Por lo general, no vemos las imágenes como cosas (objeto-imagen) sino como imágenes (objetos imaginarios), y esto, sin duda, se debe a la densidad de la cultura que nos adiestra para posicionarnos de forma imaginal ante los objetos culturalmente adecuados.
(Lizarazo, 2004. p.87).

En estos carteles se conjugan elementos claves como la identidad juvenil universitaria (Yo soy universitario), que remite a un escenario social reconocido por las comunidades estudiantiles como lo fue el movimiento Yo Soy 132. En el ángulo de la complicidad se delinea reiteradamente este cobijo del Yo Soy 132. En esta disputa política los jóvenes se amparan en la “otra lucha”, la que corre paralela y al mismo tiempo con ellos, esa donde están los otros jóvenes, los iguales a ellos. Yo soy universitario es una arista en la que subyace la pertenencia e identidad al otro grupo. Sobre su texto se siluetea la figuración del movimiento y su actuar político. En estos mensajes la aliteración es un componente funcional que busca permear activamente al colectivo de jóvenes tabasqueños.

La voz es nuestra, actúa como un anclaje de adhesión social que se entona sobre el valor de la liberta de expresión, recurso social que se asocia al momento político de los jóvenes, la identidad ideológica (color amarillo) y la identidad política (la figura de Arturo, gobernador), que no así la del partido (Imagen N 8), en ninguna de las imágenes aparece el logo del PRD.

Imagen N8

El cambio en los textos construye una estética que se acomoda a la diversidad de acciones marcadas por el verbo perlocutivo. Estos textos toman su vivacidad temporal en el uso de los verbos activos, en ellos se representan las acciones del presente, con lo que se busca la movilización; piensa, ilumina, analiza, revoluciona, protege, elige, comparte y escucha, se vuelven reiterantes de la lucha. No habrá otro momento para combatir y cambiar. Ellos se vuelven un yo y un nosotros; ellos, los jóvenes universitarios, se atribuyen la representación en esta lucha.

Otras figuraciones infieren con metáforas al amor, símbolo político <>, que conjunta la retórica visual: un corazón en signos vitales, una madre que abraza a su hija, una niña de frente al sol. Todas ellas conjugadas como expresiones que buscan la empatía con la emotividad tabasqueña.

El juego es una semántica de paralelismo, análogas y de oposición, de elementos donde aflora nuevamente el recurso retórico que plantea la situación de Tabasco en forma de sinécdoque y metáforas, alegorías que también juegan con la construcción mítica conjugando dos signos de la naturaleza tabasqueña que le dan sentido a la identidad: agua y sol.

El voto en los carteles y videos es un referente argumentativo sobre el cual se convoca a la toma decisiones, que también traduce la idea del cambio. El combate es con el voto, con el rol del ciudadano; con él dirime y se gana en las contiendas democráticas (Imagen N 9). El recurso técnico se finca también la figuración analógica, que corre sobre paralelismos y antagonismos al mismo tiempo. Es la confianza en la política expuesta en sus discursos juveniles, a la que aspiran, pero que paradójicamente también buscan derrotar.

Imagen N9

De forma general, la poética juvenil presenta algunas constantes retóricas que valen la pena puntualizar, figuraciones sobre la cuales la táctica se hace expresiva en condiciones simbólicas/argumentativas. Los actos expresivos toman su corporeidad en un lenguaje figurado-argumentativo- simbólico –activo, cuya intención es producir efectos semióticos-estéticos; una retórica con lenguajes articulados desde diversos registros (heteroglosia); el acoplamiento, en esta suerte de retórica y simbólica conjunta, lleva consigo la tarea de producir cargas de sentido. Aunque con estas reflexiones aún no se termina la tarea. En esa dimensión del lenguaje -de ser y hacer al mismo tiempo- se fundamenta la condición de ser jóvenes y las razones de un actuar político.

De la generalidad de estos discursos emana entonces una poética que existe y se vivifica míticamente en la historia mexicana y tabasqueña, con la que se legitima su autoridad. La sensibilidad se convoca desde la emoción, contento que señala a la esperanza y el amor en el camino de la utopía, pero también como los motores o fibras sensibles de acción política.

El eje de lo simbólico, como proceso de significación que depende de cargas de materia, tiempo o energía, será el instrumento con el que podremos cartografiar a la dramática, puesto que se trata de inversiones energéticas y vitales, de las huellas del tiempo y la materia, de cargas emotivas.
(Mandoki, 2006. p. 27).

Se coloca el deseo como la sustancia latente- individualizada y colectivizada-en los signos, para conducir y figurar el discurso. El deseo del cambio, cristalizado en el discurso amoroso- doloroso por el lugar de origen. Los textos hacen visible los imaginarios juveniles en sus prácticas políticas-comunicacionales, son las formas declarativas de hacer operable ese deseo. Es México-Tabasco (objeto imaginado- simbolizado) quien hace producir una visión estética, la idea de lo correctamente social, la condición ética de la política; la razón por la que el espacio cultural debe ser amado.

Estas son alegorías que configuran la estética de ese momento, amparada en las reglas de la identidad juvenil que trae en el tiempo la tradición tabasqueña y mexicana; una entidad que debe ser salvada, un porvenir que abre brecha en las redes y en la esperanza de las nuevas generaciones. La alegoría histórica, los símbolos locales y la emoción son los recursos que emergen como garantía de ese cambio.

3. Aleteo tecnológico

Un aspecto muy importante que la tecnología coloca en el debate es la idea de la deterritorialización geográfica, lo que implica que se abren otros procesos de inmersiones complejos de razonar. La naturaleza técnico- social convive con otras variables que ensanchan el horizonte de la reflexión.

El acto-efecto tecnológico no sólo deriva en un espectro del sujeto, sino en acciones que ahora mismo codifican reglas de lectura sobre índices o signos comprimidos que parecen reducir las explicaciones, pero que sin embargo para otras perspectivas, son las nuevas miradas holísticas y la convergencia de los muchos sistemas sociales. La complejidad está en comprender la forma en que los jóvenes se están conectando con estos sistemas, donde se dibujan las inteligencias o muchas inteligencias en conexión (De Kerckhove, 2009) con una misma finalidad, es decir, un plano donde se deja ver y expresar la hiperacción del pensamiento.

Su convivencia con la política por ejemplo, ha permitido el uso de herramientas digitales para fines públicos y de protesta lo que hace de ella superficies poliédricas con rasgos propios. El anonimato, la vigilancia, la fractalidad espacio- temporal son marcajes que aluden a estas superficies, donde los eventos sociales están necesariamente asociados a ella. Menciono asociados y no siempre determinados. No es la máquina y el joven activista; es el lenguaje que se da entre el sujeto activo y la red. Los movimientos sociales en red son como esos lenguajes ensamblados o compilados, semejantes a la naturaleza técnica de la superficie, capaces de auto traducirse y reconstruirse constantemente.

La idea de dominio juvenil en las redes no soslaya tampoco la noción de una superficie con un sistema que abona a la mitificación. En términos de metáfora, se puede ver como la superficie del espejo. Muchos relatos de la literatura clásica han representado el uso del espejo como un recurso mágico, idóneo, que permite la figuración de la realidad; una imagen que muchas veces parece no ser análoga a su propio objeto; es decir, en la figuración de lo real, hay un trasfondo que puede ser modificado por el poder del sujeto y sus deseos; ese reflejo de lo real no pierde la naturaleza de alcanzar el anhelo y el poder que otorga dominar eso real>> y desde ahí el mundo; el sujeto también está dentro de ese universo social. No es tan sólo la imagen, es la superficie que da la posibilidad de hacer una inmersión y figurar a través de ella otra posición de la realidad. Esa parece ser la naturaleza virtual de la red social (como un elemento mágico, en la mirada juvenil), una superficie que brinda las condiciones para que el lenguaje político de los jóvenes disemine la estructura de la mitificación, un poder juvenil que en los nuevos territorios digitales encuentra mejores apropiaciones, desde donde se orienta o dicta la otra gobernanza del mundo.

La metáfora de la superficie se hace cómplice de la percepción que los jóvenes tienen de la red; ella es el medio que promete confianza, libertad, evasión, inmersión y transformación del mundo social, esto incluye la idea de un actor político que organiza, gestiona y produce su propio cambio; es un mundo creado y figurado por los jóvenes, que la superficie hace visible al mismo tiempo que los visibiliza.

Bajo la condicionante de un sistema y arquitectura comunal, las figuraciones consiguen el estatuto no sólo de insubordinación, sino también de un sistema de ideales políticos dominados por un colectivo juvenil que busca el consenso afectivo, cuya referencia es tomada de su propia realidad. La virtualización no es tan sólo una perspectiva de lo técnico, de forma inherente lo es de esa corporeidad que se produce de la realidad.

Ahora mismo esta condición estética apunta a un ensamblaje social que da cuenta de un rostro que media y se asoma- o prefija- los extremos entre lo correcto o incorrecto, emociones que se colocan en los límites de un mismo palo, entre la prudencia terrenal y la ciberdelia del acto; lo que ofrece la red es un vaivén de la conciencia de la vida social instada el sistema político dominante al mundo. Y el regreso a la misma.

Este multisistema, dependiente en mucho de los ambientes sensitivos de actores políticos, se dirige sobre evoluciones tecnológico-políticas que plantean espectros sociales dinámicos, diferentes, emotivos y también difíciles de conocer o reconocer con exactitud. Es creador de una estética múltiple, hipersensitiva, donde las emociones se conectan unas con otras; una estética que más que asociada al arte, es asociada a la crítica argumentativa que se repite constantemente sobre los elementos de la viralidad.

No es el uso de la tecnología el único proceso infalible en pos de la trasformación social. Para ser más específico, la tecnología en estos jóvenes versa sobre la posibilidad de perturbar con ella sus propios entornos políticos, de allegarse a otras dinámicas acorde con sus ideales; en esencia de remover su propia cultura política. En el sentido estricto del cambio social, es la situación de un sujeto en acción la clave de cualquier perturbación o movimiento social; se socorren a un recurso tecnológico, que les brinda las características para prolongar y rehacer el mito, pero que no es el único indicativo tajante del cambio social.

Ha quedado claro que lo ocurrido en Tabasco ese 2012, es proceso, producto y circunstancia de una historia tensionada, pero también de sus propios contextos de tiempo presente que dio como núcleo aglutinador el acontecimiento. La investigación ha dejado comprensible la idea de que no se trata de establecer a la tecnología como el centro de las dinámicas sociales, capaz de producir perturbaciones de toda índole, muchos menos de entenderla como una política de algoritmos, donde se sigue paso a paso la guía, incapaz de fallar.

Aún se está lejos del ideal de una democracia que tome como base la tecnología, esto en el marco de las comunidades conectadas en la red. En estas circunstancias, no se puede eludir la convergencia dada en 2012, de una ciudadanía juvenil- quizás muy reducida- que protesta frente a sus condiciones de vivencia o participación ciudadana, que conlleva la idea de hacer política en la red. Una conciencia ideológica-emocional que se asoma como un perfil complejo y poco revelado. Sin embargo, es importante reconocer en ella, la carga de sentidos contrariados pues la mudez no es precisamente la mejor clave para los procesos democráticos.


Conclusiones

La condición de estética social es entendida aquí como un tejido que brota de los confines de los sentires de los sujetos sociales; figuras que se dibujan en una escala de íconos, símbolos y narrativas, cuya procedencia se fertiliza en la matriz social, toman su forma en relación a los diferentes sistemas sociales y se visibilizan en las prácticas de los sujetos.

Los sentires se van sumando en combinaciones que se cruzan, convergen y multiplican su sustancia emocional que se torna en materia de las expresiones políticas. Se reconocen como una matriz social que da cuenta de la purgas de los colectivos sociales; tras ellas emergen lo orígenes, las identidades, los anhelos o deseos que se miran simbolizados en el performance de sus actos, vehiculados y visibilizados en la red. Tras las identidades juveniles tabasqueñas están las soledades o el abandono de las instituciones sociales y políticas, permeadas por los contextos del terruño en crisis. La red impulsa el encuentro de esos sentires sociales.

En términos genéricos, en la interconexión subyace la cooperación, la alianza, la fraternidad, pero también el conflicto, todo ellos son socializado en la redes como espacios de vida y de aprendizaje elegidos por ellos mismos. La red provoca la idea y sensación de unión, de comunalidad, de estar juntos en algo. “Ellos remiten, igualmente, a estados de sujetamiento o de resistencia (…). Desde este punto de vista conviene distinguir las representaciones que el sujeto elabora activamente de las que él mismo integra pasivamente, en el marco de las rutinas de vida o bajo la presión de la tradición o de la influencia social.” (Jodelet, 2008, p. 52).

El concepto de comunalidad se pone en juego en la red, tal como le expone Mouffe (1999). Este vínculo lleva en sí dos condiciones, la reafirmación de la identidad de un colectivo que procede y accede a la organización de sus propios protocolos de articulación, con los cuales propone la resistencia a otros sistemas, y que se sustenta en lo común del ideal y la utopía política; y por otro lado, la desregulación de su propia identidad que se fusiona con el contacto de otras comunidades, con otros protocolos políticos que resignifican sus propios campos, quizás se entienda como la desidentidad; es probable que frente a estas aventuradas definiciones estemos en la concepción de identidades cibernéticas.

La noción de cibercomunidad abre antesala entonces y se reacomoda como un concepto que explica a los nuevos colectivos que, aun en sus diferencias, mantienen una convergencia de interés transitorio, colocan y promueven una puesta en común, más allá de los fronteras geográficos, sobre los territorios de las redes sociales. El punto de configuración se da alredor de las ideologías emotivas que las conducen.

Si entendemos a la red social en una estructura social comunicativa, que se desestructura cotidianamente, emulando un poco la perspectiva teórica de Jacques Derrida, se verá como una serie de nodos juveniles interconectados que forman determinados centros de significación, donde el nodo juega un papel relevante por la función y la interacción que tiene con otros nodos absorbiendo y procesando información importante en un campo de significación, es decir, creando la articulación de significaciones sociales para la red, donde la interacción y las reglas hacen el juego.

El nodo no depende primordialmente de sus características especiales sino de la eficacia que tiene en relación a los objetivos de la red, de tal forma que cuando los objetivos se cierran, los nodos tenderán a desestructurarse, reconfigurarse y añadirse a otras redes de significación. Son entonces elementos importantes en la conformación de estructuras artificiales, que perduran en la fugacidad del interés del campo creado. El carácter multimodal de la red dependerá de los flujos de información emotivos-ideológicos que atraviesan los nodos.

La forma de entender la expresión de los sentires sociales se hace posible en la representación. “La representación desde luego es una imagen, pero esa imagen del cuerpo tiene presencia en tanto surge de la semejanza del cuerpo físico. Quien hace uso de la virtualidad no está físicamente, pero si está toda la física que los construye y constituye…” (Sánchez, 2013, p. 23). Otra forma de exponer el concepto al que se liga este estudio es expuesto por Jean-Claude Abric: “Una representación siempre es la representación de algo para alguien.” (2001, p.3).

Propicios y conocedores del espacio tecnológico los jóvenes encuentran un campo lúdico para abrirse paso a otras dinámicas negadas en las prácticas tradicionales, espacio donde se ostentan con el conocimiento tecnológico y la experiencia cotidiana de un discurso alternativo que se coloca en el desacuerdo de otros sistemas sociales. Ahí es donde se da la condición de un joven que traza la política negando y buscando al mismo tiempo su naturaleza ideal.

El juego de las emociones, en una condición de acción en los colectivos, es un rasgo que tiene una explicación sólida con Perniola: “… lo ya sentido es una especie de sensología que, basada en el modelo de la ideología, atribuye también procesos psíquicos a la vida colectiva. Sólo que dicha sensología no aborda al individuo en forma de ruego o invitación ni en nombre de un valor o ideal, sino como intimación, como orden dada a todo el mundo de reafirmar lo que ha experimentado y aceptado, y cuya única legitimidad reside en este acuerdo general y anónimo.”(2008, p. 30). Es esa intimidad la que se desborda en un texto en red, encuentra roces con otras intimidades y se edifica una poética colectiva.

En el centro de edificación de la poética juvenil se advierten símbolos dramáticos como el coraje, el amor y la esperanza (retórica política tabasqueña), visualizadas como motivadores y activadores sociales. Son estados anímicos figurados en los recursos retóricos usados como anclajes políticos. En ellos se porta la euforia-furia (del griego fuerza para soportar), como elemento de sustancia dramática que pervive y se expresa en sus imaginarios políticos. El análisis focaliza necesariamente las tensiones al abrigo de esa emoción de euforia-furia, como la energía o fuerza que los hace asociarse, para después depositarla en un cuerpo social; son cargas de sentidos colocados como estados anímicos juveniles, vistos como expresividades para centrar o repudiar la condición política vivida.

Sin embargo, la visibilidad del performance político también adquiere otros rasgos en la esfera del ciberespacio. La denuncia, el rechazo, la complicidad o las alianzas, toma el rostro del nuevo tono digital, y la narrativa constituye su corporeidad, lo que la hace también visible pero en un carácter señalado por el tiempo, es decir, el tiempo la desvanece y la hace fugaz. Como en el arte, estas narrativas llevan la posibilidad de cuestionar lo establecido o un estado de cosas y constituir en ello la apertura a nuevos paradigmas, de ahí la importancia de los nuevos escenarios tecnológicos de la política en red. Lo ideológico y lo emotivo configuran su rasgo de exposición. Es en respuesta a un entorno cultural dinámico como se ve a un joven también mutable.

El ángulo de los sentidos juveniles en las expresiones políticas, es también el ángulo de las identidades colectivas, es delator en sí mismo de estrategias políticas pero también del uso de las emociones y de los efectos sensibles, es el desentrañamiento de las subjetividades juveniles y la forma en que tienen apropiado el mundo vivido en la red.

El territorio del ciberespacio marca un neologismo que apenas empieza a tomar carácter y principia con la conceptualización de ciberacontecimiento, un conjunto discursivo de efectos relacionados, azarosos, discontinuos, que se producen bajo las perspectivas técnicas y culturales del ciberespacio, lo que lo hace transitorio. Su carácter es multiplicador, disperso y en mucho performativo.

Estamos entonces sobre una serie de ciberprácticas discursivas o un conjunto de enunciaciones interrelacionadas que propician multiplicidad de significaciones comunes y disipadas, cuyos alcances se dan justo sobre esa relación y coexistencia en el tiempo-espacio de las redes sociales, pero su conducta indeterminada irrumpe también en los escenarios sociales tradicionales. Tiempo errante, transversal, plural, indeterminado, como el que precede a todos los orígenes dice Pierre Levy( 2004: 10). A ello se agrega un rostro más: tiempo de soledades y furias colectivas.

Bibliografía

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Notas

[1] Tesis doctoral. Imaginarios juveniles y prácticas de ciberpolítica. Instituto de Investigaciones de Cultura y Comunicación. (ICONOS). http://iconos.edu.mx/qrtesis/070137DT.html

[2] La focalización del grupo está delimitada sobre ocho entrevistas de los jóvenes universitarios involucrados en el ciberactivismo político. Los informantes calificados fueron seleccionados en función de las condiciones de la investigación, es decir que hubieran participado en el colectivo político y que residieran en Tabasco. El grupo reúne características comunes en referencia a los atributos requeridos (edad, estudios, género, formación académica y participación política en redes sociales).

[3] Gobernador del Estado de Tabasco 2007-2012.