Artículos de investigación

La construcción de la protesta social en el noticiero televisivo

The construction of social protests in television news

A construção do protesto social no telejornal

Ariadna Laura Cantú
Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina
Silvina Beatriz Berti
Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina

Luciérnaga: Revista Virtual

Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, Colombia

ISSN-e: 2027-1557

Periodicidad: Semestral

vol. 12, núm. 24, 2020

investigacion_comunicacion@elpoli.edu.co

Recepción: 03 Junio 2020

Aprobación: 16 Junio 2020



DOI: https://doi.org/10.33571/revistaluciernaga.v12n24a1

Resumen: Este artículo se centra en la manera en que un noticiero televisivo (Telediario) de la ciudad de Río Cuarto, Córdoba, Argentina, construye las noticias sobre protesta social. El análisis cuantitativo de este tipo de información permite dar cuenta de las presencias y ausencias más evidentes y notorias de la “realidad” que se muestra en las pantallas. Se presentan los resultados comparativos de los análisis de contenido realizados a partir de tres muestras obtenidas durante tres años diferentes (2013/2016 y 2019). Inicialmente se ubica a este tipo de noticias en el contexto global del noticiero televisivo estudiado para luego describir la manera en que el mismo presenta las dimensiones de la protesta: los actores (demandantes y demandados), sus voces, el motivo y los métodos empleados. A partir de esta descripción general, se avanza en un análisis más detallado de estos componentes, de algunas interrelaciones significativas que se producen entre ellos y de las significaciones que de allí emergen. Se concluye que el noticiero tiende a construir los hechos de protesta de manera fragmentaria, como unidades aisladas, de forma descontextualizada y al margen de los procesos históricos en los que se producen.

Palabras clave: Protesta social, noticiero, televisión.

Abstract: This article focuses on the way in which a television news program (Telediario) from the city of Río Cuarto, Córdoba, Argentina, constructs the news about social protest. The quantitative analysis of this type of information makes it possible to account for the most obvious and evident presences and absences of the "reality" shown on the screen. The comparative results of the content analysis carried out from three samples obtained during three different years (2013/2016 and 2019) are presented. This type of news is initially situated in the global context of the television newscast under study. From there on the way in which Telediario presents the dimensions of the protest: the actors (plaintiffs and defendants), their voices, their motive and the methods used is described. Based on this general account, we proceed with a more detailed analysis of these dimensions, of some significant interrelationships that occur between them and of the meanings that emerge from there. It is concluded that the news program tends to construct the protest in a fragmented way, as isolated units, in a decontextualized manner and outside the historical processes in which they occur.

Keywords: Social protest, newscast, television.

Resumo: Este artigo enfoca a forma como um telejornal (Telediario) da cidade de Río Cuarto, Córdoba, Argentina, constrói a notícia sobre o protesto social. A análise quantitativa deste tipo de informação permite dar conta das mais evidentes e notórias presenças e ausências da "realidade" que se mostra nas telas. São apresentados os resultados comparativos das análises de conteúdo realizadas a partir de três amostras obtidas em três anos distintos (2013/2016 e 2019). Inicialmente, este tipo de notícia situa-se no contexto global do telejornal estudado para, posteriormente, descrever a forma como apresenta as dimensões do protesto: os atores (demandantes e réus), suas vozes, o motivo e os métodos utilizados. A partir dessa descrição geral, procedemos com uma análise mais detalhada desses componentes, de algumas inter-relações significativas que ocorrem entre eles e dos significados que daí emergem. Conclui-se que o telejornal tende a construir eventos de protesto de forma fragmentada, como unidades isoladas, de forma descontextualizada e fora dos processos históricos em que ocorrem.

Palavras-chave: Protesto social, noticiário, televisão.

Introducción

Con una frecuencia casi diaria diferentes sectores de la sociedad se manifiestan y exponen sus conflictos en demanda de respuestas. Los medios de comunicación cumplen un rol crucial en la visibilización y amplificación de estos acontecimientos imprimiéndoles su propia impronta y encuadre, ya sea resaltando, minimizando o, incluso, ocultando ciertos aspectos. Permitámonos pensar en las siguientes situaciones:

Los choferes de ómnibus tuvieron una primera asamblea para discutir qué medidas tomarían en reclamo por aumento salarial; desde hace tiempo que la inflación les dificulta llegar a fin de mes. El magro grupo de compañeros presentes obliga a convocar a una nueva asamblea, esta vez, tratando de garantizar una mayor participación. El sindicato está acostumbrado a restringir el servicio al mínimo, e incluso a veces a no dejar que salga ningún colectivo a circular, pero en estos días están considerando alguna estrategia diferente para lograr un mayor impacto, por un lado, y un menor rechazo, por el otro.

Hace un tiempo la policía detuvo a un albañil. Se lo acusaba del asesinato de una mujer en un barrio privado. La manera en que el cuerpo fue hallado en una habitación de su casa y algunos otros pormenores cruzaron la frontera del chisme pueblerino y se instalaron en todos los medios del país. El obrero no fue el primer acusado y el motivo que se adujo resultó confuso. La investigación policial finalmente parecía haber dado sus frutos, ella podía descansar en paz.

¿Podía? A los pocos días la gente empezó a movilizarse y a tomar las calles y surgió el perejilazo [1]. Indignados, arremetieron contra la policía y contra el poder judicial al que acusaron de corrupto. Nuevamente el caso adquirió trascendencia nacional, ya no por la atrocidad del crimen, sino por las enormes manifestaciones que reclamaban justicia y la liberación del inocente.

Cada uno de estos hechos puede ser contado de maneras diferentes. ¿De muchas? Sí. ¿De cualquiera? No. Desde hace más de una década investigamos las formas en que el noticiero televisivo local refleja y refracta estas acciones colectivas; lo que nos ha permitido reconocer, entre otras cosas, la presencia permanente de este tipo de noticias en los informativos. Entendemos que su seguimiento y su análisis posibilitan no solo las comparaciones entre distintos períodos, sino que ayudan a percibir la manera en la que los mass media representan la conflictividad social. Debido a la reafirmación de la construcción del sentido común por parte de la televisión, en consonancia ayudan a percibir la manera en que los mass media representan la conflictividad social. Debido a la reafirmación de la construcción del sentido común por parte de la televisión, en con los otros medios, es que resulta indispensable acceder a los procesos de significación que ahí se producen.

Las protestas, tipo particular de acción colectiva a través de las cuales grupos con distinto grado de organización buscan ser escuchados y que sus demandas sean atendidas, irrumpen en el espacio público para lograr trascendencia social y política. Sin embargo, los posibles resultados que pudieran alcanzar no dependen tan solo de las luchas que se llevan adelante en el campo social sino también de las luchas entre las significaciones que estos grupos proponen y las construcciones de sentidos a las que los medios de comunicación finalmente las someten.

Entre el hecho efectivo, que se produce durante un paro de actividades, la toma de los lugares de trabajo, etc., y lo que llega a los públicos hay una distancia real que sin embargo se borra a través de la internalización de las formas narrativas a las que los medios apelan de manera recurrente. La fuerza del discurso televisivo, que asienta buena parte de su potencial en la imagen, es difícil de ser cuestionada. La imagen que en tanto ícono tiene la enorme capacidad de reforzar la idea de verdad y en tanto índice de la existencia indiscutible del fenómeno, debilita la presencia del símbolo (borra el código que la produce) y termina por ofrecer el acto construido como una verdad al desnudo.

En este trabajo presentamos una descripción cuantitativa sobre la forma en que es construida la protesta social en el noticiero local, noticiero que acapara la atención del público riocuartense siendo el programa que lidera los estudios de audiencia locales desde hace más de 20 años (Rusconi et al., 2017). Así, en un primer momento, ubicaremos a las noticias sobre protesta en el marco de los contenidos informativos y en un proceso de atomización/condensación pasaremos a ofrecer un paneo general sobre sus principales aspectos. Finalmente, cambiaremos el enfoque para acceder a algunos detalles y devolver así la complejidad que presentan estas acciones colectivas, reconociendo la diversidad de actores, las persistencias y los encadenamientos y los énfasis a través de los cuales se define y delimita la manera en que finalmente la protesta ya puesta en discurso alcanza a las audiencias.


1. Protestas y mediatización

Nuestra aproximación al estudio de la protesta se nutre de los aportes que se producen desde el campo de las ciencias sociales; sin embargo, las descripciones y explicaciones que de allí provienen requieren de su adecuación cuando el análisis se centra en los procesos de construcción significante que operan los medios de comunicación. Los intereses que se ponen en juego cuando algún grupo decide hacer explícito y público su reclamo contra su antagonista, se cruzan y son atravesados (y el modo en que esto sucede no es menor) por los intereses, los marcos ideológicos y las lógicas propias de los mass media y, en nuestro caso en particular, de los noticieros televisivos.

En la presentación de las noticias los medios ponen el acento en algunos aspectos constitutivos de la protesta, muchas veces en detrimento de otros. Es decir, pueden sobrerrepresentar alguna dimensión y sub-representar otra, afectando el significado asignado a este tipo de acción colectiva.

Si bien desde el punto de vista teórico se puede afirmar que no existe una correspondencia directa y simple entre lo mostrado y lo real, el discurso televisivo recurre a diferentes mecanismos a partir de los cuales se produce un efecto de verosimilitud. Por medio de la combinación entre lo lingüístico y la imagen, los sonidos y la música, los planos y los focos, el lenguaje televisivo va dando forma a una realidad de otra manera inaccesible. Esas formas de mostrar, despojadas de los códigos que las moldean, se ofrecen como naturales, como simple reflejo de aquello que está afuera, lo que lleva a confundir entre lo que ocurre y su representación.

En esa mixtura se ocultan los procesos ideológicos a partir de los cuales se concibe el mundo ante sí y ante los demás; se diluye la noción de que los discursos son tanto producto de la cultura, como de la sociedad y del poder de las relaciones políticas dentro de la sociedad; se enmascara el hecho de que emergen de lugares sociales políticamente identificables y que responden a los intereses de los grupos que tienen el poder de hacer aparecer su sentido de lo real como sentido común (Fiske, 1998; Condit, 1989).

Se puede afirmar, entonces, que tanto periodistas como audiencias están inmersos en y atrapados por las lógicas que el lenguaje impone. Desprenderse de los supuestos y de los marcos, de los cierres de sentido requiere desafiar lo dado por sentado, arrancarlo de la naturalización y poner en evidencia que eso mismo que termina de ser narrado puede ser mostrado de diferentes maneras. Sin embargo, la materialidad sobre la que se asientan las representaciones establece fronteras a la supuesta diversidad de formas de construir sentido. A esto podemos sumar la afirmación de Hall (1992) quien plantea que no es que haya un mundo fuera de los discursos de representación, sino que está constituido, en parte, por cómo es representado.

2. De qué hablamos cuando hablamos de protesta televisada

La noción de protesta social es un concepto flexible que permite el abordaje de cualquier manifestación explícita de disconformidad que es llevada adelante en el espacio público por un número considerable de actores sociales con diversos grados de organización (Scribano y Schuster, 2001; Svampa, 2002; Schuster, 2005; Scribano, 2005). Desde este punto de partida, podemos sostener que toda protesta expresa una demanda que es imposible de ser pensada sin un sujeto que lleve adelante una acción particular y un oponente a quien va dirigida.

Denominamos demandantes y demandados a estos actores inherentes a toda protesta. Asimismo, toda disconformidad se expresa de forma visible y supone una puesta en escena (huelga, toma, piquete, movilización, etc.). En síntesis, se puede decir que el hecho-protesta conjuga cuatro aspectos fundamentales: demandantes, demandados, motivo y formato (Cantú, Berti, 2010; Berti, Cantú, 2011). A estos elementos debemos sumarles un actor más marginal a quien en muchas ocasiones le es asignado un rol destacado: nos referimos a aquellos a quienes la acción de protesta los afecta de manera más o menos directa y a los que denominamos terceros. Decimos que son marginalesporque no son el motor de la acción llevada adelante, pero sí actores clave en la medida en que en algunos tipos de protesta resulta indispensable que se los utilice como a los peones en una partida de ajedrez. Finalmente, no se puede dejar de considerar el papel protagónico que asumen los periodistas presentando y dando marco a la noticia.

Además de estos factores vinculados a las protestas en sí, uno puede preguntarse cuál es el tiempo que ocupa este tipo de noticias en el marco del informativo, así como cuánto se muestra efectivamente a cada actor, al formato de la protesta, en qué medida se explicita el motivo por el cual los participantes llevan adelante una acción determinada, y qué seguimiento hace el noticiero de los distintos conflictos por los que la gente se moviliza.

El peso relativo que cada uno de estos elementos adquiere en el marco de la construcción que el noticiero ofrece, constituye una primera aproximación para entender no tan solo su presencia mediática sino también las maneras en que se va dando forma a la legitimación , o no, de estas prácticas.

3. Aproximación al objeto de análisis

Los datos surgen de un análisis de contenido (Festinger y Katz, 1972; Lozano, 1994) de las noticias de protesta del noticiero televisivo Telediario, 3ra edición- (producido y emitido por Canal 13 Río Cuarto, Argentina) [2]. Esta técnica permite detectar patrones recurrentes en la construcción de las protestas mediatizadas e identificar las rupturas que puedan presentarse. Asimismo, posibilita poner de manifiesto las subrepresentaciones o sobrerrepresentaciones de los distintos elementos que conforman la protesta.

Las muestras corresponden a tres períodos diferentes: junio y julio 2013; de marzo a mayo de 2016 y marzo, mayo y julio de 2019. La selección de meses distintos responde a la variabilidad de los tipos de protesta que suelen acontecer. Para seleccionar las muestras trabajamos con un criterio de días corridos, ya que un aspecto que nos interesó observar fue la continuidad que se le otorga a las noticias de protesta en la pantalla del informativo.

Una vez seleccionados los períodos se grabaron de manera completa los noticieros y seleccionamos todas las noticias sobre protestas sociales, independientemente del género discursivo en que se presentaron. Tomamos como unidad de enumeración cada hecho noticioso referido a una protesta social. Allí identificamos las diferentes dimensiones sobre la protesta a partir de las correspondientes unidades de registro: demandante, demandado, demanda, zócalos, uso de la palabra de cada actor, duración de la noticia completa por día, entre otras. Trabajamos inicialmente sobre hojas de codificación y luego procesamos los datos utilizando SPSS.


4. El lugar de la protesta

Consideramos pertinente iniciar la presentación de los datos identificando el lugar que le es otorgado a las protestas en el panorama general del informativo local. En tal sentido, para poder estimar el peso relativo que tiene la protesta en el marco de este noticiero, tomamos como parámetro los datos oficiales, sistemáticos y continuos sobre los contenidos informativos de los noticieros de la ciudad de Buenos Aires que brinda la Defensoría del Público de la Nación [3].

A partir de la comparación de estos datos se puede afirmar que en los dos primeros períodos muestreados, el noticiero local otorgó un espacio considerablemente mayor a este tipo de informaciones (con diferencias de 2,9 en 2013 y 5,1 puntos en 2016), mientras que en 2019 estas diferencias fueron notoriamente menores (0,2).

Sin embargo, uno no puede dejar de considerar las realidades disímiles entre ambas ciudades. Por un lado, la capital del país, centro político, económico y financiero, ciudad que concentra la mayor cantidad de habitantes del país, y por el otro, Río Cuarto, ciudad mediana del interior de la provincia de Córdoba, con una población estimada en 180 mil habitantes y cuya economía se basa fundamentalmente en el agro y los servicios. Aunque resulte obvio señalar, la cantidad de manifestaciones de diferente índole son notoriamente mayores mientras más próximos se está a los centros de poder. Esto nos permite inferir que el noticiero de la ciudad de Río Cuarto pone en pantalla una cantidad de protestas proporcionalmente más alta que los noticieros porteños, por lo que podríamos afirmar que otorga mayor importancia a estos eventos.

A partir de esta primera aproximación nos centramos en la identificación de todas las dimensiones que conforman la protesta como primer paso para dar cuenta de la presentación y la validación que el noticiero local hace de las mismas. Avanzaremos ahora en el análisis detallado de la manera en que cada uno de los componentes de las acciones colectivas aparecen en las noticias locales.

5. Los actores de la protesta

a. Los demandantes

Nos vamos a centrar en este punto en el análisis de la presencia de los protagonistas de la protesta. Un primer aspecto a ser resaltado es que los grupos que protestan son identificados en el 90% de las noticias de los dos primeros períodos y en la totalidad del último. Como se observa en el gráfico 1, hay variabilidad en la distribución de los demandantes. En 2013, la categoría vecinos –construidos de esa manera por el noticiero- es la que aparece con mayor frecuencia y le sigue en segundo lugar, gremios y sindicatos. El orden se ve alterado en 2016 y en 2019 en que gremios y sindicatos cobran mayor relevancia. Es de destacar el crecimiento que manifiesta la categoría que hemos denominado colectivo de mujeres en el último período (no identificada como tal en las muestras anteriores). Este dato podría dar cuenta, en parte, de la baja en 16 puntos del protagonismo de gremios y sindicatos entre 2016 y 2019.

Principales demandantes Telediario (%) [4]
Gráfico 1.
Principales demandantes Telediario (%) [4]

En un análisis cualitativo del noticiero local, Rusconi (2009) señala que la construcción enunciativa más recurrente en el discurso de Telediario es la del vecino: el noticiero habla de los vecinos, les habla a los vecinos y se constituye en un vecino más de la ciudad.

Esta categoría puede homologarse con la manera en que Telenoche [5] (Canal 13, Buenos Aires) apela a su público nombrando y apoyándose en “la gente”. El punto importante acerca de esto es que en ambas construcciones, se despoja a estos actores sociales de una impronta más politizada al recurrir a un colectivo amplio que favorece los procesos de identificación por parte de las audiencias.

La gente o el vecino que está en la calle podemos ser también nosotros y este mecanismo actúa a modo de legitimación de lo que ocurre en la pantalla y por proyección, de lo que acontece en el espacio público. Si bien aún hoy los vecinos siguen siendo una forma explícita de nombrar a quienes participan de protestas, en los últimos años ha comenzado a emerger una nueva forma que resulta interesante: los autoconvocados (2019). En algún sentido, podríamos decir que el noticiero hace propia la forma de autodenominación que adoptan estos sectores que a veces son ciudadanos, otras veces son comerciantes y otras, usuarios de servicios; todos autoconvocados, remarcando una vez más que se trata de una reunión o de un encuentro supuestamente espontáneo de grupos que no responden a estructuras identificables y, menos aún, partidarias.

b. Los demandados

A diferencia de lo que ocurre con los demandantes, en el noticiero no siempre se logra identificar a aquellos contra quienes se protesta. Como se observa en el gráfico 2, en los tres años muestreados es significativo el porcentaje de noticias en las que no se reconoce o nombra claramente al demandado [6]; esta ausencia fluctúa entre el 23% y el 33%.

Frecuencia de aparición de los demandados en Telediario (%)
Gráfico 2.
Frecuencia de aparición de los demandados en Telediario (%)

Evolución
de los demandados principales en las protestas televisadas (%)
Gráfico 3.
Evolución de los demandados principales en las protestas televisadas (%)

Aunque se observa una disminución progresiva en los tres años muestreados, sigue siendo el Estado el principal demandado en las protestas televisivas, siempre con porcentajes mayores al 50%. La menor distancia con el siguiente es de 30,5 puntos. Finalmente, se destaca el aumento de la presencia del sector privado como destinatario de las protestas en Telediario con un incremento de 14,5 puntos entre 2013 y 2019.

Schuster (2005), entre otros autores, sostiene que la protesta habitualmente se refiere a hechos evidentes de acción pública contenciosa que llevan adelante diferentes tipos de colectivos; hechos que se entienden como una petición dirigida de manera directa o indirecta al Estado. En otras palabras, las protestas vehiculizan demandas cuyo interlocutor característico es el Estado mismo. De esta manera, no sorprende que la mayor proporción de demandas que se registran en Telediario vayan dirigidas a algunos de los niveles del poder ejecutivo, ya sea municipal, provincial o nacional.

Si sumamos esas tres instancias gubernamentales vemos que en 2013 el porcentaje de protestas televisadas dirigidas al Estado es de 54%; en 2016, de 42% y en 2019, de 40,5%. Sí es de resaltar que en el año 2013 el demandado que alcanza la mayor frecuencia es el “gobierno municipal” (46%), lo cual se presenta lógicamente relacionado con quien fuera el principal demandante de la acción colectiva en las noticias de aquel momento (los vecinos, 57%) [7] y con las demandas relativas a un problema puntual de obras y servicios públicos de la localidad. Si bien es claro que el Estado encabeza al sector al que van dirigidas estas acciones, si sacamos de la ecuación el porcentaje de noticias en las que el demandado no está explicitado, esto resulta aún más evidente (Gráfico 3).

c. Las voces en las noticias

En los dos puntos anteriores nos hemos referido a la identificación de los actores principales de la protesta; sin embargo, no podemos confundir esto con la distribución de voces que ofrece el informativo. Existe en el imaginario el supuesto de que, si están presentes los actores principales en la pantalla, es suficiente para dar cuenta de una distribución justa y equitativa de la opinión de todas las partes y de que el noticiero ofrece una perspectiva objetiva acerca del conflicto. En estudios llevados a cabo con audiencias locales [8], hemos podido observar que en algunos grupos se tiende a pensar que Telediario frecuentemente da igual oportunidad de expresarse a todos los involucrados en la protesta. No obstante, como vemos en el gráfico 4, al analizar el tiempo dedicado a la voz de cada protagonista odemos observar que no siempre se escuchan “las dos campanas” con igual intensidad.

Evolución de la distribución de las voces en las noticias
de protesta (%) [9]
Gráfico 4.
Evolución de la distribución de las voces en las noticias de protesta (%) [9]

Hemos observado más arriba una clara desigualdad en términos de la identificación de los actores: los demandantes son identificados prácticamente en la totalidad de las noticias y los demandados alcanzan, en el mejor de los casos, un 77%. Esta desigualdad se profundiza cuando entramos de lleno al tiempo que el noticiero le da la palabra a cada uno. Por cierto, que hay una serie de consideraciones a tener en cuenta.

Está claro que el demandante busca el contacto con los medios, está predispuesto a aparecer en cámara y a ser entrevistado pues uno de los incentivos de la protesta es el poder ser escuchado y exponer el motivo de su reclamo públicamente. Pero esto no resulta igualmente claro con relación al otro polo de la disputa; en tal sentido, pensar quién es el demandado puede ayudar a entender mejor este punto.

¿Los empresarios y los miembros del gobierno quieren verse expuestos en los medios? Los demandados en general, ¿están dispuestos a aparecer en cámara o dar una entrevista? Para la producción periodística, ¿es lo mismo tratar de contactar a un miembro del ejecutivo municipal que a uno del orden provincial o nacional? Y en cuanto a la empresa periodística, ¿quiere, puede, le conviene

o le interesa abrir el micrófono, consultar y eventualmente presionar a todos los demandados en busca de una respuesta?

Estas preguntas no pueden ser respondidas desde este abordaje, pero pueden ayudar a entender la enorme desproporción del tiempo en que tienen la voz demandantes y demandados.

Como se observa en el gráfico 4, la diferencia entre unos y otros se mantiene más o menos estable en los tres períodos; lo que sí llama la atención es el aumento marcado y sostenido que va de 37,5 % (en 2013) hasta llegar al 52 % del uso de la palabra (en 2019) por parte del noticiero (que incluye las voces de los periodistas en piso y los cronistas). En el último período, la palabra de los periodistas del informativo local ocupa más de la mitad del tiempo dedicado a las noticias de protesta y a esto se suma que se ha reducido notablemente el tiempo otorgado a los demandantes. Estos datos llaman la atención ya que en un estudio comparativo llevado adelante en el año 2013 entre este informativo televisivo y Telenoche (Canal 13 de Buenos Aires), uno de los puntos que resaltábamos era que, en tanto en Telediario la palabra del noticiero ocupaba el 37,5% del total del tiempo dedicado a la noticia, en Telenoche, la palabra de los periodistas acaparaba el 66% del tiempo.

La diferencia de 29 puntos entre uno y otro en aquel momento, con la misma referencia del canal porteño, hoy sería de tan solo 14. Por otra parte, otro aspecto digno de ser resaltado es la notoria diferencia en el otorgamiento de la palabra a los protagonistas de la protesta por parte del noticiero local (37% en Telediario vs. 19% en Telenoche); haciendo la misma proyección que en el caso anterior, la diferencia de 18 puntos en aquel entonces se vería reducida a 7 en la última muestra.

6. ¿Qué se sabe del por qué?

De la misma manera en que no hay conflicto sin actores, tampoco es posible hablar al respecto sin tener en cuenta las demandas que llevan a la acción colectiva. Nos referimos a esto como el motivo de la protesta. Los gráficos que presentamos a continuación (5, 6 y 7) muestran las temáticas más importantes; aquellas que superan los 20 puntos en cada

período muestreado. Sin embargo, a fin de observar la evolución de algunos motivos, los hemos incluido para poder dar cuenta de los valores que presentan en los tres períodos a pesar de que no alcancen inicialmente los 20 puntos señalados.

Principales motivos de la protesta televisada
Gráficos 5, 6 y 7.
Principales motivos de la protesta televisada

La primera cuestión a remarcar es el alto porcentaje de noticias en las que se especifica de manera clara el motivo de la demanda en los tres períodos. Ahora bien, en cuanto a los motivos de las protestas que emite el canal local, el principal está marcado por cuestiones laborales, que incluyen desde reclamos salariales y condiciones de trabajo hasta demandas por despidos (48% en 2016 y 30% en 2019). En el único periodo en que esto no ocurre es en 2013 que tiene la particularidad mencionada anteriormente: un conflicto importante que tuvo lugar en Río Cuarto entre “vecinos” de la ciudad y el municipio por un barrio cuya construcción estaba notoriamente atrasada.

Otra cuestión interesante que se observa en los datos es cómo va apareciendo paulatinamente la problemática de género que pasa desapercibida en 2013 (muestra en que no hay registro de protestas feministas), en tanto en 2016 registra un 4% y llega en 2019 a un 23,5%. Finalmente, en 2019 aparecen agrupados bajo el rótulo de demandas sociales conflictos registrados especialmente durante el mes de julio. La categoría reúne una serie de reclamos que remiten a demandas sociales movilizadas, la mayoría de ellas, con consignas contra el gobierno nacional del momento [10].

7. Las formas de la protesta

Cuando el eje se pone en el formato al que recurren quienes protestan resulta necesario establecer la diferencia entre el tipo de medida que se lleva adelante y la manera en que es presentada. Los modos tradicionales pueden adquirir matices diversos a partir de los cuales se derivan nominaciones que pueden remitir a identificaciones sectoriales.

En este sentido podemos encontrar que una movilización se reconoce como un banderazo o un tractorazo; una concentración como pañuelazo, un cacerolazo o un abrazo simbólico, etc. Si bien estos aspectos resultan interesantes y permitirían profundizar en el análisis de los procesos de significación, el presente abordaje nos lleva a subsumirlas bajo categorías que podríamos considerar como las formas habituales de reconocimiento en que se expresan las demandas. De esta manera las hemos agrupado como paros(o huelgas, que incluye corte de servicio o de actividades); movilizaciones (que implica desplazamientos); concentraciones (que refiere al agrupamiento de personas en lugares precisos),cortes de ruta (o calles), usurpación de espacios (como por ejemplo las “tomas”) y otros(que abarca formas poco utilizadas).

En el gráfico siguiente damos cuenta de los principales formatos presentes en las noticias de los períodos muestreados.

Formatos más frecuentes
en las protestas televisadas (%)
Gráfico 8.
Formatos más frecuentes en las protestas televisadas (%)

Como se observa en el gráfico 8, la forma más frecuente de protesta es el paro, seguido por las movilizaciones. Estos formatos se presentan de manera prácticamente excluyente durante los períodos 2016 y 2019. Esto no ocurre en el año 2013 ya que el paro no resultaba una alternativa viable en la búsqueda de resolución del conflicto que marcó dicho período, por lo que en esa muestra las tres categorías restantes tuvieron un peso significativamente mayor.

8. De la mirada panorámica sobre la protesta televisada al foco puesto en los detalles

Hasta el momento nos hemos concentrado en ofrecer una descripción de la presencia de los elementos constitutivos de la protesta de manera atomizada. A continuación haremos un recorrido diferente en el trabajo con los datos y en la manera de ir reconectando algunas cuestiones que consideramos centrales. Pasamos del paneo a un zoom, a los primeros planos en un ida y vuelta necesarios entre las protestas y la televisión.

a. Primer plano de los demandantes

En general asumimos que los principales actores que llevan adelante los conflictos son los trabajadores y sobre todo, los trabajadores del estado. Cuando se enciende el televisor y se nos presenta el “mundo de la protesta”, dicha asunción se ve corroborada por los datos; la pantalla se ve poblada por docentes, empleados judiciales, bancarios, así como por taxistas que exponen sus demandas y esperan ser escuchados.


Ahora bien, si observamos con mayor detenimiento podemos ver la diversidad de actores que se manifiestan de distintas maneras y cuyos reclamos son, también, diversos. Puede que se trate de derechos vulnerados o de carencias de diversa índole, e incluso, que reclamen en pos de la conquista de nuevos derechos.

Nos encontramos entonces con colectivos tan variados como el de mujeres que se movilizan contra la violencia de género o pequeños comerciantes que se quejan por los aumentos de tarifas. Pueden ser habitantes de pueblos que cortan rutas porque no reciben respuesta ante catástrofes y con vecinos de la ciudad que demandan obras.

En la pantalla aparecen también agrupaciones de familiares de víctimas viales que nos conmueven en los cortes de ruta demandando seguridad. Y la lista puede continuar. Estamos ante una sociedad que -por lo que los medios nos permiten ver- no espera pasivamente respuestas, sino que está dispuesta a exigirlas y el espacio público parece ser el único lugar que les permite expresarse y buscar apoyo. Y ese espacio público se puede ampliar más o menos dependiendo de cuánto las cámaras decidan acompañarlos.

b. El foco en las voces

De los tres actores que conforman la protesta, el demandado y el tercero prácticamente no tienen voz en el noticiero local, en tanto el demandante no solo es identificado en prácticamente la totalidad de las noticias, sino que además es quien en general expresa la demanda. Ahora bien, si nos corremos de la abstracción que “el demandante” implica podemos desentrañar, subsumidas en esta categoría, la variedad de voces que el noticiero habilita de manera recurrente y por inferencia, aquellas a las que no.

Para identificar estas diversidades separamos a los demandantes en dos grupos: por un lado, aquellos que están nucleados de manera más institucional y, por el otro, los que no. En el primer caso, cuando las protestas son llevadas adelante por sectores con grados de organización estable, el noticiero recurre a fuentes institucionales y rara vez se observa la consulta a fuentes alternativas.

Cuando se trata de trabajadores sindicalizados, el noticiero da la palabra a los sindicalistas, pero pocas veces (o de modo excepcional) a los trabajadores que efectivamente llevan adelante la medida. Lo mismo ocurre con otro tipo de organizaciones, como Colegios Profesionales, agrupaciones de Derechos Humanos y Federaciones de estudiantes, en las que se recurre a un portavoz oficial.

Ahora bien, cuando se trata de protestas llevadas adelante por colectivos de tipo más espontáneo o de reciente formación, los testimonios se diversifican y amplían, el micrófono circula entre los presentes, es más receptivo a que muchos se puedan escuchar. Se produce una multiplicación y descentralización de voces a través de testimonios de variados manifestantes. Nos referimos a los vecinos que cortan rutas, a habitantes de pueblos que demandan obras, a familiares de víctimas que piden justicia, a comerciantes auto convocados que demandan por los aumentos de tarifas, e incluso a trabajadores cuyo grado de sindicalización es más débil.

c. ¿Quiénes? ¿Qué formato

¿Podemos pensar que existen formatos que se ajustan más a las demandas de ciertos sectores? La respuesta a la pregunta parece ser sí. O al menos, lo es en algunos casos. Podemos afirmar que hay ciertos formatos a los que solo algunos actores pueden recurrir. Por ejemplo, los trabajadores asalariados tienen un mecanismo de presión para buscar solución a sus reclamos que es preciso, claro y excluyente: el paro de actividades (o huelga), lo que no implica que carezcan de otros mecanismos para ejercer presión ante sus demandas (movilizaciones, intervenciones callejeras, cortes de ruta, etc.).

Ese formato puede asumir variantes y rangos diversos de temporalidad; así, el paro puede ser total o parcial, con o sin asistencia a los lugares de trabajo, por unas pocas horas en la jornada o puede, incluso, llegar a ser por tiempo indeterminado. Estas distintas alternativas responden a estrategias diferentes que pueden llevar adelante los trabajadores que tratan de lograr el máximo, reduciendo el costo que sus acciones pueden llegar a tener para sí mismos. Esta medida reúne, al menos, dos condiciones; por un lado, la relación de dependencia de los trabajadores (demandantes) con los demandados y, por el otro, que afecte de manera directa ya sea al demandado y/o a un tercero.

Ejemplo, cuando los obreros de una fábrica hacen huelga, afectan la producción y, consecuentemente, de manera directa a la patronal e indirecta a sectores de la sociedad que requieren esas mercancías. Cuando los maestros hacen paro, afectan de manera directa a los terceros; es decir, a los alumnos.

Esta afectación a la patronal o a los terceros puede resultar crucial para la consecución del logro. Estos últimos suelen ser la palanca que se utiliza por unos y otros para torcer el resultado hacia uno u otro lado. Podemos pensar también en otros sectores que pueden recurrir a mecanismos similares: hay colegios profesionales que efectúan cortes de servicios de manera discriminada. Los farmacéuticos pueden no hacer descuentos en los medicamentos a los afiliados de PAMI [11] pero sí a los de otras obras sociales. De esta manera, se afecta a algunos terceros en particular.

En contraposición, hay sectores que necesitan indefectiblemente de la utilización o usurpación del espacio público, porque en sí mismos carecen de esta herramienta que les permite protestar y exigir resolución de sus problemas, en tanto y en cuanto no existe una relación de dependencia con aquel a quien se le demanda. ¿Cómo pedir justicia parando si no se es parte de la institución? ¿Cómo pedir seguridad sino haciéndolo en el ágora? En este caso, en el que no hay una patronal a la cual perjudicar y no existe un tercero directo involucrado, éste debe ser “construido”, creado por los propios manifestantes.

La ocupación del espacio público por parte de estos sectores de una manera u otra irrumpe en la cotidianeidad ciudadana: el tránsito se ralentiza, los bombos y los redoblantes se sobre imponen a los ruidos habituales de la ciudad, las pancartas y los pasacalles prevalecen sobre las vidrieras de los negocios y los cánticos de los manifestantes invaden el espacio sonoro de las oficinas y los comercios. Con este accionar la conformación del tercero se produce rápidamente; indefectiblemente el ciudadano compite con estos sectores en la utilización del espacio público, el comerciante ve afectado el ingreso a su local, así como otros trabajadores ven perturbada la calma de sus oficinas y el regreso a sus hogares.

Esta forma de exponer su problema tiene, entonces, un efecto multiplicador a través de quienes se ven afectados y que pueden unirse al reclamo en algunas circunstancias o rechazar estos modos de protesta, en otras.

La pregunta que cabe formularnos es dónde pone el eje el noticiero. El informativo efectivamente marca esa diferencia a la que nos referíamos en los párrafos anteriores. Aquellos formatos ligados a la utilización del espacio público aparecen como más propios de los ciudadanos de a pie, con escasa organización o con reclamos más coyunturales. Puede que en la pantalla aparezcan, también, imágenes de formatos alternativos a través de los cuales los trabajadores buscan incrementar la visibilidad y el apoyo a sus reclamos.

Por ejemplo, se puede ver a docentes dando clases públicas o a personal de salud llevando adelante un abrazo simbólico al hospital. Sin embargo, más allá de la utilización de esas medidas creativas, la noticia toma al paro como lo único relevante por ser anunciado y remarcado, reforzando de esta manera ese lazo indisoluble entre la huelga y los trabajadores, transformándolo en la idea de una única forma de manifestarse por parte de estos actores.

d. Cuando la palabra escrita ancla

Los zócalos son un recurso interesante a tener en consideración ya que es una de las formas a través de las cuales el noticiero va asignando prioridades a algunos aspectos por sobre otros. Éstos pueden ser equiparados a la función que cumplen los títulos y las bajadas en la prensa escrita y como sostiene Morley (1996), son una herramienta privilegiada en el intento de provocar el cierre de sentido por parte de la producción.

La información sobre la protesta es brindada por el noticiero bajo diferentes géneros. Algunas noticias pueden presentarse de manera muy breve. El noticiero local utiliza lo que denominamos “placas”: texto escrito en la pantalla y leído con voz en off.

En la mayoría de los casos, sin embargo, nos encontramos con crónicas más desarrolladas que pueden incluir imágenes en vivo o de archivo, entrevistas, etc. En todas éstas se observa la presencia de zócalos que a lo largo de la narración de los hechos, no solo van cambiando sino que algunos se reiteran enfatizando cuestiones particulares. Así, pudimos observar que el demandante y el formato principal de la protesta son los aspectos más resaltados por el noticiero local (presentes en el 79 % de los zócalos), mientras que el motivo por el cual se lleva adelante dicha acción colectiva solo es destacado en el 42% de estos recursos textuales.

El demandado sigue siendo el aspecto en el que menos recae la construcción del noticiero, teniendo una escasa presencia también en los zócalos (sólo es nombrado en el 29%). Finalmente, resulta interesante que a pesar de ser ésta una herramienta relativamente simple de usar en tan sólo un caso de las muestras estudiadas se dé cuenta y se especifiquen las cuatro dimensiones de la protesta a las que hemos hecho referencia. Esto último refuerza la idea de que el noticiero decide qué aspectos destacar y cuáles ignorar.


Una cuestión a resaltar es que cuando algún sector de trabajadores lleva adelante medidas de fuerza variadas, entre las que se incluye el paro de actividades, es este último formato el que aparece siempre destacado en el zócalo (formato principal), en tanto las otras, no. Tomemos el siguiente conflicto a modo de ejemplo:

los docentes universitarios paran en reclamo de aumento salarial y mayor presupuesto para las universidades. En asamblea gremial se decide llevar adelante un “paro activo”, que se traduce en diversas clases públicas que se darán en distintos lugares de la ciudad; harán, de manera simultánea, una volanteada por la plaza central y una radio abierta.

El noticiero y el camarógrafo levantan notas con distintos miembros del gremio y toman imágenes de los docentes y estudiantes en una clase pública en el centro de la ciudad. La noticia se presenta con el siguiente zócalo: los docentes universitarios paran por 48 hs.

Este es uno de los tantos ejemplos que se reiteran y que nos llevan a señalar que el paro es significativamente identificado en los elementos textuales del noticiero desdibujando todo intento llevado adelante por los manifestantes que buscan no sólo visibilizarse sino también el acompañamiento y la solidaridad del resto de la sociedad.

Este cierre en los zócalos refuerza esa relación “indisoluble” entre trabajador y paro, a la que hiciéramos mención más arriba, y obtura las significaciones positivas que las vías de protesta alternativa pudieran producir en las audiencias. Esto, en algún punto, lleva a una construcción negativa de cierto tipo de protestas al hacer énfasis en el formato cuando es “obstructor”, cuando afecta a un tercero con el cual se puede generar fácilmente una relación de empatía (para seguir con el mismo ejemplo, los estudiantes que pierden las clases).

Reflexiones finales

La protesta televisada: fragmentación y ¿continuidad?

Hacia 1992 González Requena plantea la tesis sugestiva de que, para poder entender a la televisión, debíamos pensar en la existencia de un macro-discurso televisivo. Su planteo incorporó la noción de violencia que éste ejerce sobre los micro-discursos que él mismo alberga, imponiendo reglas y condiciones a los procesos de producción y emisión, al mismo tiempo que introduce cambios en los modos de recepción.

Una de las características centrales que nos interesa rescatar en este artículo es la que da cuenta de esa imposición sobre los micro-discursos informativos a través de dos rasgos distintivos, diferenciables pero inseparables: la fragmentación y su correlato, la continuidad. Esta característica la podemos observar de dos formas diferentes: por un lado, entre distintas emisiones del noticiero y por el otro, dentro de una misma emisión. Tomemos una protesta como unidad: en un mismo día ésta puede ser presentada al comienzo del informativo, a modo de anticipo, y desarrollada en uno o más bloques de noticias. La fragmentación resulta obvia y es el mismo presentador el que se encarga de darle continuidad: “como dijimos antes del corte…”. De la misma manera, ese mismo conflicto puede ser presentado durante más de un día.

Nuestros análisis nos permiten afirmar que el noticiero local tiende a otorgar escasa continuidad a las noticias sobre protesta, se observa que solo el 15% de los conflictos aparecen en más de un día. En estos casos, las distintas emisiones suelen presentar ángulos diferentes del problema; un día se entrevista al gremialista que anuncia el motivo y la medida y al siguiente se refiere a dicha medida y sus consecuencias. De manera más esporádica se remite al demandado a quien escuchamos en conversación telefónica o en entrevista directa. A pesar de esta “continuidad de las protestas”, al ir dando cuenta en diversas emisiones de manera parcial de algunos componentes de las mismas, reconstruir lo que ocurre en su totalidad solo sería posible para las audiencias que siguieran el noticiero de manera sistemática.

Sin embargo, a partir del último estudio realizado acerca del consumo medios en la ciudad de Río Cuarto (2016), sabemos que esto es una ficción pues solo el 45% de las personas que ve el noticiero, lo hace siempre o casi siempre (Rusconi et al, 2017). El tipo de continuidad que ciertos discursos televisivos exponen (por ejemplo, la telenovela), cuya narrativa retoma lo mostrado previamente, articulando y actualizando la historia y garantizando la comprensión del hilo conductor, no se aprecia con la misma intensidad cuando se trata del noticiero. La fragmentación es, en apariencia, más fuerte que los elementos de unión entre ellos y el consumo esporádico difícilmente puede garantizar su cierre y devolverle su completud.


Por otro lado, esa continuidad es sólo parcial, está anclada en un hecho puntual y en un tiempo acotado; en tal sentido, por caso una movilización, parece agotarse en sí misma, sin solución de continuidad con aquellas acciones que le antecedieron o con las que puedan preverse en un futuro próximo. Así, la reiteración de protestas una y otra vez (incluso en un mismo período), puede llegar a producir la sensación de ser iguales, pero diferentes; iguales en tanto el sujeto demandante es el mismo, iguales en la manifestación (otra vez paran u otra vez cortan), distintas en cuanto al conflicto (que, sin embargo, es el mismo).

Las imágenes que muestra el noticiero evocan una y otra vez una rueda sobre la que giramos, sin comienzo ni fin. Las paradas del colectivo vacías. La desolación de las plataformas en la terminal de ómnibus. Viajeros cansados a la espera de que se levanten las medidas y la voz del reportero que señala que los choferes y la patronal no llegaron a un acuerdo. Nota de referencia: junio de 2013, marzo de 2016 o mayo de 2019. Todas en general sin necesidad de ninguna en particular. El tiempo de la noticia parece congelado. Ocurre lo mismo entre los mismos. Una y otra vez.

Podríamos intentar aplicar esta misma lógica de fragmentación y continuidad a la protesta como hecho social, exterior al discurso televisivo per se. Casi ninguno de los conflictos que aquejan a algunos sectores tienen una resolución inmediata y las protestas y las medidas que se llevan adelante sufren variaciones.

Permitámonos dar un paso atrás en el tiempo y podremos notar que, antes de que los grupos organizados (y en esto puede haber diferencias con las protestas de índole más espontánea) decidan una medida de fuerza, en la mayoría de los casos, han establecido el diálogo en busca de las mejoras que el sector espera. El paro, la movilización o el formato que se decida, surge como forma de presión ante el fracaso de las conversaciones. Y estas medidas también se interrumpen, se suspenden o se levantan dando lugar a nuevas negociaciones y, eventualmente, la reiteración de las mismas.

El conflicto se proyecta en el tiempo, tiene sus idas y venidas, pero en el discurso televisivo poco de eso aparece. Cada vez que el sector para, comienza la rueda a girar sobre sí misma. El tiempo transcurrido entre un momento y otro se presenta como un vacío carente de memoria. El nuevo anuncio de la huelga reverbera como “otra vez…” y suena más a queja y menos a un sentido de conflicto que se continúa y carece de resolución.

El eco de las protestas que se reiteran está demasiado lejos de querer significar que los choferes no han obtenido el reclamado aumento de salario y demasiado cerca de que la gente no podrá usar el colectivo. La culpa, si la hubiera, se deposita contra quien se moviliza y no sobre ese ausente del discurso televisivo (el demandado), y como sabemos, la cadena es tan fuerte como su eslabón más La culpa, si la hubiera, se deposita contra quien se moviliza y no sobre ese ausente del discurso televisivo (el demandado), y como sabemos, la cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. Y la debilidad se expresa en la culpa asignada, en la insensibilidad aparente de quienes actúan de manera corporativa en detrimento de las “víctimas”.

La legitimidad o no de la demanda se resuelve en “otra vez”. El hilo que da continuidad se ha cortado en la narración, el contexto y la historia que dan sentido a la protesta son las grandes ausencias de estas noticias.


La protesta en la narrativa del noticiero: la vuelta de lo siempre igual

La conflictividad social se presenta, a través de la protesta, como la vuelta de lo siempre igual. El noticiero refuerza formas de representación que muestran pocos, si algunos, cambios de lo que son las protestas, sus motivos o actores. 2013-2016-2019, tres muestras, tres momentos, distintos gobiernos y la rueda sobre la que gira el descontento sigue siendo la misma, o eso nos lleva a creer la narrativa del noticiero.

De manera gradual se ve la emergencia de nuevos sectores que se suman, permanecen y crecen (el caso del movimiento feminista), en tanto se aprecia la presencia esporádica de otros cuyo conflicto es puntual.

En los períodos analizados, el mundo televisivo de la protesta no muestra grandes cambios y no da cuenta, necesariamente, de los contextos sociales, políticos y económicos en los que ella se inserta. Hemos podido apreciar que existe cierto tipo de conflictos que se reiteran a lo largo del tiempo.

Los choferes de colectivo urbano, los docentes, los bancarios, los empleados judiciales y del hospital son “visitantes asiduos” en la pantalla de Telediario. Sabemos que los trabajadores hacen huelga, piden aumento de salario y exigen respuestas. Otros actores aparecen de manera menos predecible, nucleados detrás de reclamos y problemas que en primera instancia pueden parecer puntuales. Los vecinos de un barrio que demandan obras al municipio o familiares de alguna víctima que reclaman justicia son un claro ejemplo de ello.

La noticia centrada en el ahora, en el anuncio de lo inminente o en la narración de lo acontecido nunca (o casi nunca), da cuenta del éxito o del fracaso de las negociaciones. La protesta es construida como un ahora, ya, hoy que tiende a desaparecer de la pantalla con la misma prontitud con que se disgregan los manifestantes, aunque el conflicto siga ahí, y los contendientes sigan sentados frente al tablero tratando de decidir su mejor jugada que les permita avanzar hacia el rey, siempre sabiendo (y demasiadas veces ignorando) que, a rey muerto, rey puesto.

Referencias

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Lozano, J. C. (1994) Hacia la reconsideración del análisis de contenido en la investigación de los mensajes comunicacionales. En Cervantes Barba, C, y E. Sánchez Ruiz, Investigar la comunicación: propuestas iberoamericanas. Universidad de Guadalajara, México.

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Rusconi, C, M. Bosco y M. Milani (2017) Estudio de audiencias. Río Cuarto, diciembre 2016. Cuadernos de Temas y Problemas de Comunicación Nº 9, Centro de Investigación en Comunicación – Dpto. de Ciencias de la Comunicación, FCH, UNRC. Río Cuarto.

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Notas

[1] Nombre dado a la movilización en defensa del acusado a raíz del generalizado convencimiento de que éste era un “perejil” (en Argentina término utilizado para referir a un inocente usado como chivo expiatorio).
[2] La elección de este noticiero se asienta en que es el programa más visto en la ciudad desde hace más de 20 años (Rusconi et al, 2017), con números de audiencias muy superiores a los demás informativos.
[3] Si bien los registros no se llevan adelante con los mismos criterios que las muestras tomadas localmente, posibilitan la comparación de los datos. Cada año la Defensoría visualiza la primera semana completa de los meses pares e incluye todos los noticieros emitidos por los cinco canales de aire de gestión pública y privada en sus cuatro franjas horarias.
[4] A partir de 2019 aparece la categoría de autoconvocados que viene a sumarse y, en algunos casos, reemplazar en sentido a la de vecinos.
[5] En proyectos anteriores hemos realizado análisis cualitativos comparativos entre el noticiero local y este noticiero de Buenos Aires en donde surge la “gente” como una de las principales construcciones del destinatario a los que apela el noticiero.
[6] Sin embargo, en algunas ocasiones, éstos pueden ser inferidos a partir de la naturaleza de la demanda o de quien es el demandante. Esta inferencia, de todas maneras, requiere de conocimiento extra textual y por lo tanto no se considera dentro de los “identificados”.
[7] En dicho periodo se registra un conflicto con el gobierno local por la demora en la ejecución de un plan de viviendas ya adjudicadas.
[8] Cantú y Berti (2010); Berti y Cantú (2011)
[9] El tiempo de cada actor está calculado sobre el tiempo total de duración de la noticia, en la cual también aparecen otros actores que no analizamos en este artículo, como expertos, terceros, ciudadanos de a pie, etc así como también imágenes sin comentarios en off con el sonido ambiente de la manifestación.
[10] Este período de la muestra coincide con los últimos meses del mandato del ex- presidente Mauricio Macri.
[11] Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, más conocido como PAMI (Programa de Asistencia Médica Integral). Fue creado en Argentina 1971 con el objetivo de brindar asistencia médica integral a las personas mayores, tal como indica su página web.
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